jueves, 31 de mayo de 2012

El arte urbano actual


El acoso institucional que viene sufriendo el arte callejero en España, especialmente desde la aplicación en 2006 de la ley municipal del civismo ha conseguido poco a poco implantar la llamada "cultura gris" en las paredes de nuestras ciudades, cada vez más próximas a verdaderos estados policiales gracias a la proliferación de cámaras, patrullas, multas, etc.
Bajo el pretexto de la pulcritud y la represión del vandalismo se han metido en el mismo saco a rompedores de farolas, prostitutas, vendedores ambulantes, participantes en botellones...y por supuesto a los artistas urbanos, siempre sospechosos de simpatizar con la ideología anti-sistema. Sacar la basura fuera del horario establecido, tender la ropa de cara a la calle o algo tan simple como  colgar un macetero con geranios se ha convertido ya en algo ilegal... es demencial , a este paso todos clandestinos.
El insobornable movimiento graffitero ha evolucionado notablemente desde sus comienzos, de la mano del "breakdance" a finales de los años 70,  hasta esta última década donde se ha llegado a un altísimo grado de sofisticación, tanto en el aspecto formal como en la originalidad y profundidad del mensaje.
El carácter subversivo de las obras ha atraído a galerías  y marchantes del mundo del arte oficial, sin embargo creo que hay dos factores que las han protegido de ser fagocitadas por un sistema siempre dispuesto a convertir el peligroso germen revolucionario en una inocua vacuna.
Uno: la logística y el riesgo de trasladar el formato callejero al ámbito de un espacio cerrado convencional  (baste recordar el trágico final de un Basquiat desubicado y engullido por la presión de su propia fama). Dos : la diversidad de estilos absolutamente personales de cada artísta, que dificulta la estrategia favorita del sistema para anular propuestas alternativas : adoptarlas y desvirtuarlas poniéndolas de moda.


























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